Uno de cada tres niños en Norteamérica tiene obesidad o exceso de peso, un número que se ha triplicado en los últimos treinta años. Con el aumento de la obesidad ha llegado más culpa y discriminación. La Dra. Julie St-Pierre, profesora de pediatría en la Universidad McGill de Montreal, dice que la mayor parte del prejuicio contra estos niños se basa en mitos no confirmados que culpan al niño y a sus padres. Lo que la mayoría de la gente no se da cuenta, explica la Dra. St-Pierre, es que avergonzar y culpar a los niños y a sus padres no tiene en cuenta las complejidades de la obesidad infantil, y en realidad puede evitar que los niños alcancen objetivos saludables.
Entonces, si los niños y sus padres no tienen la culpa de este alarmante aumento en las tasas de obesidad, ¿quién tiene la culpa? La Dra. St-Pierre en realidad cita dos razones principales:
- La genética
Culpar a la genética puede parecerles a algunos como tomar la salida fácil, pero según la Dra. St-Pierre, la genética es en realidad un factor importante en cuánto pesan los niños (y los adultos). Hay más de 150 genes que juegan un papel en el tamaño del cuerpo, la capacidad de metabolizar los alimentos, sentirse satisfecho después de comer, usar eficientemente el azúcar para nuestros músculos, nuestro corazón, nuestro cerebro, etc. Y cada uno de estos genes tiene más del 50 % de posibilidades de ser heredado. Debido a que tantos genes fáciles de heredar influyen en nuestro peso, es probable que nunca haya una “cura milagrosa” para la obesidad. En cambio, la Dra. St-Pierre recomienda crear un entorno que ayude a contrarrestar cualquier gen que pueda hacer que los niños estén más inclinados a aumentar de peso. Llena tu cocina con alimentos de alta calidad, limita los alimentos ultraprocesados, asegúrate de que los niños duerman lo suficiente y fomenta una intensa actividad física. Cada vez que los padres ayudan a sus hijos a elegir un estilo de vida saludable pueden ayudar a corregir cualquier desequilibrio causado por la genética.
- Sociedad
A pesar de lo que pueda parecer, la crianza de los hijos no ha cambiado tanto en los últimos treinta años, sino la sociedad en la que tenemos padres. Hay más alimentos rápidos y ultraprocesados que nunca. Además, los alimentos a menudo se representan falsamente como saludables y luego se anuncian directamente a los niños. Es fácil que los niños y los padres se desorienten, se confundan y se abrumen con las opciones de fácil acceso y prácticamente interminables de alimentos sabrosos pero poco saludables. Vivimos en un mundo donde constantemente estamos a la defensiva contra nuestro medio ambiente. Puedes tomar medidas para ayudar a tu hijo, como limitar el tiempo frente a la pantalla y la exposición a los anuncios y evitar llevar alimentos ultraprocesados al hogar, pero la Dra. St-Pierre dice que ningún padre debería tener que luchar contra la sociedad por sí mismo. Habla con un profesional de la salud calificado que les brinde apoyo a ti y a tu hijo y conviértete en su compañero de equipo en el camino hacia una mejor salud para toda la familia.