por Melinda D. Maryniuk, MEd, RD, CDE
Una cosa que sabemos sobre las “dietas” tradicionales es que no existe un enfoque único que funcione para todos. En segundo lugar, reconocemos el poder que nuestras emociones tienen sobre nuestra alimentación. En tercer lugar, pueden existir sentimientos de culpa y vergüenza cuando una persona se desvía de un plan específico si se está siguiendo una dieta estricta. Las dietas restrictivas traen consigo una sensación de “fracaso” cuando se rompe la dieta por cualquier razón.
Recientemente, se está haciendo mayor hincapié en la importancia de los métodos de alimentación saludable sin dieta, incluyendo la “alimentación intuitiva” y la “alimentación consciente”. Estos enfoques se concentran más en CÓMO comer en lugar de QUÉ comer. Los mismos ayudan a promover una relación saludable a largo plazo con la comida. Aunque son muy similares, hay algunas diferencias. Aprende acerca de ambos y adopta los principios de estas maneras de comer de manera saludable.
- Alimentación intuitiva – Esta es una filosofía de alimentación que elimina la culpa y las reglas estrictas. Se permiten todos los alimentos. El término “alimentación intuitiva” fue desarrollado por dos nutriólogos que escribieron un libro en 1995 (del mismo nombre). Aunque en el libro se detallan 10 principios de la alimentación intuitiva, hay tres características fundamentales de este enfoque de alimentación:
- Come por razones físicas en lugar de razones emocionales.
- Confía en las señales de hambre y saciedad. Come cuando tengas hambre y deténte cuando sientas que estás satisfecho.
- Tienes permiso incondicional para comer mientras realmente tengas hambre.
- Alimentación consciente – Esto implica el proceso de prestar mucha atención a tu experiencia de alimentación propiamente dicha, sin culpa ni juicio. Esto también evita las reglas estrictas y permite todos los alimentos. Un enfoque consciente de la alimentación generalmente incluye lo siguiente:
- Disfrutar y apreciar la comida comiendo despacio y saboreando cada bocado.
- Evitar las distracciones al comer, para que el único foco de atención sea disfrutar la comida.
- Evaluar el nivel de hambre, para comer solo cuando se tenga hambre y saber cuándo detenerse.
En el enfoque de alimentación sin dieta, se aprende a escuchar y confiar en las señales naturales de hambre y satisfacción de tu cuerpo. Se aprende a comer cuando uno tiene hambre y te detienes cuando está satisfecho. Se aprende a identificar las señales sutiles, lo que ayuda tanto a disfrutar la comida como a sentirse satisfecho y nutrido.
Del mismo modo, el enfoque en el ejercicio no es ser rígido en lo que respecta a una rutina específica de ejercicio o un número específico de pasos, sino enfocarse en lo bien y revitalizado que uno se siente al realizar la actividad. A medida que uno se tome el tiempo para notar y sentir realmente los beneficios de ser más activo, más probable será que se mantenga la rutina que si solo lo hiciera con el propósito de perder peso.
Aquí hay algunos otros consejos para ayudarte:
- No hay “alimentos buenos” ni “alimentos malos”. Del mismo modo, uno no es “bueno” si evita ciertos alimentos ni “malo” si los come. Evita juzgarte y juzgar a los alimentos.
- Respeta tus sentimientos sin usar la comida. La alimentación emocional es muy común. Encuentra maneras de abordar tus sentimientos de preocupación, soledad, aburrimiento o enojo, haciendo algo más que comer.
- Haz las paces con tu cuerpo. Comúnmente son tus genes los que te impiden tener un buen control de peso. Cuando respetas tu cuerpo, puedes sentirte mejor con quien eres y tener expectativas más realistas de una alimentación saludable.
- Aprende más y practica. Para obtener más información, visita estos sitios web:
- Sitio web de alimentación intuitiva: intuitiveeating.org.
- Alimentación consciente: tcme.org.