5 Razones por las que los niños no necesitan hacer dieta

Como padre, aceptar que mi hijo tiene sobrepeso y está en riesgo de desarrollar complicaciones de salud puede ser aterrador. Queremos proteger a nuestros hijos y ayudarlos a estar lo más saludables posible, pero ¿cómo lo hacemos? La Dra. Julie St-Pierre, profesora asociada de pediatría de la Universidad McGill en Montreal, dice que lo último que debemos hacer para ayudar a nuestros hijos a estar más saludables es ponerlos a hacer una dieta para bajar de peso. Ella da cinco razones por qué, y explica qué hacer en su lugar. 

  1. Hasta el día de hoy, ninguna dieta ha demostrado ser efectiva para los niños

Sí, lo leíste correctamente. Cada año, la Comunidad Científica para Jóvenes y la Asociación Americana del Corazón revisan en detalle el conjunto de dietas para bajar de peso que están disponibles en todo el mundo. Ninguna dieta ha resultado efectiva para que los niños sean más saludables, al menos a mediano y largo plazo. De hecho, los estudios muestran que los niños probablemente recuperarán casi el doble de la cantidad de peso perdida en una dieta. 

  1. Las dietas restrictivas pueden dañar el éxito académico 

Cualquiera que haya estado a dieta sabe que ocupa mucho espacio mental. Los niños se desarrollan y aprenden constantemente, y cuando se les pone en una dieta baja en calorías, su concentración y enfoque se verán afectados negativamente. Muchos estudios han demostrado que los niños que están a dieta han tenido una disminución en su rendimiento académico. 

  1. La actividad física probablemente disminuirá cuando esté a dieta

La actividad física juega un papel importante en la salud de un niño. Aumenta la autoestima y permite que duerma mejor. Cuando un niño se pone a dieta, generalmente no obtiene los nutrientes adecuados que necesita para practicar deportes, andar en bicicleta o simplemente disfrutar de las actividades físicas básicas que son tan agradables e imprescindibles para los niños. 

  1. La biología del niño luchará contra una dieta 

Cuando un niño es sometido a una dieta, su cuerpo se da cuenta. Se pueden producir bajones de energía que hacen que el cuerpo envíe señales al cerebro para recuperar esa energía. Los niños comenzarán a sentirse más lentos y hambrientos que nunca, incluso antes de comenzar la dieta. Además de moverse menos, la biología del niño lo alentará a comer más. Será frustrante para los padres, pero especialmente para el niño que no podrá entender por qué tiene tanta hambre pero no se le permite comer. 

  1. Las dietas son perjudiciales para la autoestima 

La autoestima es uno de los indicadores más importantes de si un niño alcanzará o no una meta. Cuando un niño es sometido a una dieta, eso refuerza los mensajes que probablemente ya ha recibido de sus compañeros y de la sociedad en general, de que hay algo malo en su cuerpo. Eso daña su autoestima y sus posibilidades de sentirse seguro y capaz de lograr algo se reducen significativamente. Desafortunadamente, los efectos negativos de la dieta en la autoestima pueden acompañar a los niños hasta la edad adulta y ser un obstáculo para lo que puedan lograr en su vida adulta. 

Las dietas no son buenas para los niños, pero el sobrepeso a menudo conlleva complicaciones de salud, entonces, ¿qué deben hacer los padres? La Dra. St-Pierre dice que el primer paso que los padres pueden tomar es buscar el apoyo de un profesional de la salud. Advierte que encontrar un médico que esté dispuesto a trabajar con niños con sobrepeso y obesidad puede ser difícil, ¡pero no te rindas! Mientras buscas una clínica o especialista que trabaje con niños, comienza a hacer cambios positivos en casa que puedan beneficiar a toda la familia. Algunos pasos que sugiere:

  1. Evita llevar alimentos ultraprocesados a la casa y enfócate en que toda la familia coma alimentos integrales, de alta calidad y mínimamente procesados. 
  2. Limita el tiempo frente a la pantalla y refuerza las rutinas antes de acostarse y los buenos hábitos de sueño. 
  3. Considera inscribir a los niños en actividades físicas organizadas, no solo para aumentar el movimiento, sino también para aumentar la confianza. 

No existe una solución milagrosa, pero el proveedor de atención médica adecuado, los pequeños cambios y sobre todo, el apoyo de la familia pueden lograr un gran cambio en la salud del niño. 

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